¿Padres o amigos? Cómo tener éxito en la crianza positiva de los hijos.
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¿Padres o amigos? Cómo tener éxito en la crianza positiva de los hijos

La autoridad, los límites y la responsabilidad deben guiar relaciones entre padres e hijos

¿Qué padre o madre no desea cultivar en su hijo el hábito de la confianza? ¿Quién no anhela poder tener en su hijo un confidente leal y al mismo tiempo tener la certeza de que ese confidente se abrirá con total libertad frente para contarnos todo lo que pasa por su mente y corazón?

Elegir entre ser padre o ser el mejor amigo de los hijos es un dilema que viven con mayor incidencia las familias de hoy. Esto se debe en gran parte por una cultura social que ha relajado los parámetros de convivencia entre padres e hijos, favoreciendo la libertad de los chicos en pos de una mayor apertura y cada vez más borrosas fronteras de autoridad. 

Tan perfecto como suena, la realidad es que cuando hablamos de crianza positiva, el factor que verdaderamente importa es enfocarse en ser buenos padres, por encima de convertirnos en buenos amigos de nuestros hijos. Después de todo, en sus vidas tendrán amigos que irán y vendrán, pero el impacto que tendremos los padres en ellos sobrepasa cualquier experiencia de amistad temporal o duradera. 

En otras palabras: el rol del padre es el de autoridad y eso ya invalida de entrada el rol de un amigo, cuya función jamás podrá equipararse a la de un guía que enseña a distinguir lo bueno de lo malo. 

A continuación repasamos puntos importantes que le permitirán esclarecer por qué no es sano confundir el papel de padre con el de amigo de los hijos y cómo fortalecer su estatus de autoridad sin minar la confianza en ellos. 

1. Mantenga su autoridad
Los límites y las reglas hacen que los niños se sientan seguros y aprendan a distinguir lo que está bien de lo que está mal. El mejor amigo no les dirá cuándo deben irse a la cama, ni los aconsejará sobre cuándo es un problema tomar licor, ni cuándo es debido visitar al médico. Esos son roles de un padre y lo necesitan a usted en ese rol. Si usted está tratando de ser amigo de su hijo, es probable que no le esté dando muchas reglas o pautas y esto puede crear descontrol e inseguridad en su hijo. El principal rol de un padre es el de autoridad y aunque ello en ocasiones lo convierta en una persona no grata para sus hijos, es lo que le dará a él o ella una base sólida para decidir cómo encauzar su vida.  

2. No los angustie de más 
A menudo los padres de hoy cometen el error de hacer de su hijo su confidente y eso crea en los chicos una presión innecesaria que no están listos para manejar, porque no están lo suficientemente maduros para eso. Un estudio publicado por Journal of Child and Family Studies en 2002, 
encontró que cuando madres divorciadas compartieron información personal con sus hijas, como detalles financieros o pensamientos negativos sobre su excónyuge, no hubo un mayor acercamiento, sino que esa ‘apertura’ causó angustia y estrés a las chicas. Es recomendable que aunque usted sea abierto con su hijo en compartir vivencias cotidianas, entienda que los mejores confidentes de un adulto son los adultos. Eso es más efectivo y apropiado. Los niños ya tienen suficientes miedos y ansiedades con que lidiar mientras crecen. 

3. Permítales separarse y crecer
A medida que los niños crecen, pasan por un proceso llamado individuación, que básicamente les permite reducir la dependencia de sus padres. Durante este proceso, los niños quieren pasar menos tiempo con sus padres y desarrollan una identidad separada. De acuerdo con los autores del estudio Relaciones entre adolescentes y compañeros, separación y desapego de los padres y comportamientos de internalización y externalización, publicado en The Journal of Early Adolescence en 2015, cuando los padres evitan que los hijos vivan este proceso, provocan que los chicos no desarrollen un sentido saludable de sí mismos, afectando su autoestima y salud mental futura. Por lo tanto, asegúrese de apoyar su necesidad de separarse de usted, mientras continúa guiándolos y criándolos.

4. Deje su historia personal afuera 
A menudo muchos padres compensan en exceso los problemas que a ellos les afectaron en su propia infancia. Por ejemplo, si fueron niños cuyas necesidades emocionales nunca fueron atendidas, sienten la necesidad de ser amigos de sus hijos, en vez de figuras de autoridad. 
Los psicólogos explican que esta tendencia crea una forma de crianza que no es saludable para los hijos. Querer arreglar los problemas de una infancia pasada tratando de ser muy amigo de su hijo, solo permite que su hijo no respete su autoridad, ni siga su consejo cuando usted le diga que no; tampoco le permite a él o ella decidir si quiere o no ser su amigo. Es sano que los hijos no quieran ser amigos de sus padres y es más sano que sepan que son los padres quienes tienen la autoridad y la guía de la relación.

5. Esté listo para adaptarse y cambiar
Cuando se trata de crianza y amistad, la mayoría de los padres descubren que deben adaptar su estilo para satisfacer las necesidades individuales de cada uno de sus hijos, pues a medida que ellos crecen, su relación cambiará. Con más madurez usted podrá invitar a su hijo a participar en la toma de decisiones y hacer cosas más parecidas a las que un amigo puede hacer con él. Pero recuerde, la clave es tener una relación responsable con su hijo: un adulto que ama a su hijo y, al mismo tiempo, lo hace responsable. Se llama crianza efectiva.