Extreme close-up of a woman biting her lip

Marili Forastieri/Photodisc/Thinkstock

Decir la Verdad… o No

¿Cuándo es una mentirita piadosa aceptable – y cuándo hace más daño que bien? ¿Está bien mentir cuando el pececito de colores de tu hijo flota inerte en la superficie de la pecera? ¿O ese cuento de que su pez mascota, Doradito, se ha "retirado" al estanque del parque afectará la confianza que tu hijo ha depositado en ti cuando más tarde descubra la verdad? Estos consejos de los expertos sobre lo que debes y no debes hacer te ayudará a decidir.

NO DEBES tomar el camino fácil. Decirle una mentirita a tu hijo pudiera parecer inocente si estás pensando en el efecto a corto plazo, especialmente si el beneficio inmediato, la conveniencia, por ejemplo, lleva un gran peso. Decirle a tu hijo que "perdiste" el control remoto del TV con el fin de que se vaya a la cama enseguida pudiera comprarte tiempo para ti. Pero imagínate lo que pudiera ocurrir si el niño luego despierta y escucha que estás mirando tu programa favorito. Estás advertida: Esas pequeñas falsedades se acumulan rápidamente y te atormentarán en el futuro.

DEBES protegerlo. Es cierto que existen eventos de los cuales querrás proteger a tus hijos, ya sea porque son demasiado pequeños para comprenderlos o porque los incidentes son demasiado traumáticos. Las tragedias como las del 9/11, los franco tiradores en Columbine y el Huracán Irma requieren una conversación franca, pero con extremo cuidado y cautela. "Cuantas más cosas los niños ven que están sucediendo, más preguntas difíciles van formulando", dice Susan Bartell, Ph.D., autora de The Top 50 Questions Kids Ask. "Tú querrás tratar de ser tan honesto como te sea posible".

La función de los padres es la de compartir la verdad con información que sea apropiada según la edad. "Información 'apropiada para niños' significa que lo que asimile tu hijo deberá ser lo adecuado para su edad física", aconseja Allison Edwards, autora de Why Smart Kids Worry: And What Parents Can Do to Help. Ten presente que los niños están esforzándose por darle sentido a lo que miran y escuchan, y sobre todo, están buscando consuelo y seguridad.

NO críes un desconfiado.
"Si los niños te descubren en una mentira, eso pudiera generar dudas sobre la confianza que tienen en su relación contigo", dice Marilyn Rifkin, LCSW, psicoterapeuta licenciada de niños y adolescentes. "Lo que ellos entienden como real y no real pudiera convertirse en borroso y confuso para ellos. Después de todo, se supone que los niños crean a sus padres, cuya responsabilidad es decirles la verdad y enseñarles a distinguir entre lo correcto y lo incorrecto".

Muchos expertos coinciden en que si tienes que decir una mentirita, es importante que calcules cuál será el impacto que esa pequeña falsedad tendrá en el desarrollo de tu hijo. "Si el pez de colores de tu hijito yace panza arriba en la pecera, ahí tienes una excelente oportunidad para ayudarle a que aprenda sobre la muerte", anota Bartell. "Y esa lección, impartida de forma apropiada para su edad, en un final ayudará a que tu hijo se vuelva más flexible y esté mejor preparado para enfrentarse a la realidad".

DEBES hablar tu verdad. La honestidad es la mejor política para establecer confianza, pero hay ciertas ocasiones en las que ser honesto no es ser generoso. En esas ocasiones, Rifkin dice, habla con sinceridad ofreciendo estas respuestas directas:

"Tengo que pensar cómo es que deseo contestarte eso".

"Tendré que responderte eso más tarde".

"Lo lamento, pero esa no es una pregunta que pueda contestarte ahora".

"Francamente, eso es algo que solo los adultos deben saber".