Una mamá y un papá felices hablándole a su bebé.

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¡Es Sabio Charlar con Los Niños!

Aumenta el alfabetismo y el vocabulario
Aumenta el alfabetismo y el vocabulario 

¿Sabías que el simple acto de conversar con tu hijito será uno de los factores de mayor influencia sobre sus habilidades lingüísticas más adelante? Según un estudio conducido por la University of California, Los Angeles, las conversaciones tipo diálogo entre padres e hijos, desde que nacen hasta los 4 años, resultaron en puntajes de comunicación seis veces más altos que cuando los padres simplemente hablaban a sus hijos. Lo mismo se observó en cuanto a lectura. Sin la participación del niño, el monólogo solo del padre resultó ser un eslabón más débil hacia el desarrollo lingüístico.

Comienza temprano. Los expertos coinciden: Nunca es demasiado temprano para comenzar a comunicarte con tu hijo. “Tenemos que comenzar a hablarle a nuestros bebés lo antes posible – incluso desde tan temprano como la etapa prenatal”, dice Melissa Baralt, Ph.D., profesora asociada de lingüística aplicada en el Center for Children and Families de la Florida International University. “El ochenta y cinco por ciento del cerebro estará ya desarrollado a los 3 años, y no son las clases preescolares, las manejadoras o maestras las que están con el bebé la mayor parte de esos primeros meses tan importantes de su vida. Los primeros y mejores maestros del bebé son – sus padres”. 

Otro factor es la economía – los estudios muestran que ya a los 3 años de edad, los niños de familias de ingresos bajos han estado expuestos, como promedio, a 30 millones menos de palabras que los de familias de ingresos altos. “Lo que observamos en los estudios es que los niños cuyo ambiente lingüístico temprano era deficiente muestran menos capacidad para procesar las palabras”, dice Baralt. “El cambio de aprender a leer, hacia leer para aprender, es más difícil para ellos. Es por eso que los entornos lingüísticos tempranos y positivos – como el conversar con tu bebé – son esenciales para desarrollar la alfabetización”. 

Empeñado en cerrar esa brecha léxica, Baralt creó una aplicación (o app) que fue premiada y se titula Háblame Bebé, diseñada para maximizar el desarrollo lingüístico y alimentar el bilingüismo en los bebés hispanos. Animar a que padres y cuidadores hablen a los niños en su lengua materna expone al niño a más palabras ya que el cuidador posee un vocabulario más amplio en ese idioma, explica Baralt, y así se introduce el bilingüismo más temprano.

Hablen el uno con el otro. Baralt sugiere que le hagas preguntas a tu bebé, que le narres lo que haces mientras captas su atención y que utilices lenguaje descriptivo para sacar el mayor provecho a cualquier conversación cotidiana. “Describe lo que haces, lo que ves... ¡háblale a tu bebé todo lo que puedas! Y trata de que te responda”, ella subraya. “Es el diálogo entre los dos y los cambios de dirección que marcan la diferencia. Los bebés tienen un don para hacer esto con sonidos, incluso antes de que empiecen a decir palabras”. 

Baralt también aconseja que le hables en el idioma que más cómoda te haga sentir al expresarte. “Si usas tu lengua materna, estarás cultivando el bilingüismo en tu bebé, y ese es uno de los mejores regalos que pudieras ofrecerle al cerebro de tu hijo”, afirma ella. 
 
Ponte a su nivel. Aunque la calidad y cantidad de tus palabras cuenten, no solo se trata de “hablar con palabras”. La interacción física que tengas con tu hijo pequeño mientras conversas con él marcará una enorme diferencia en su aptitud para aprender el idioma.

Ponerte al mismo nivel que él, cara-a-cara, y mantener el contacto visual le demuestra que él te interesa y que le prestas toda tu atención; esto ayuda a darle mayor peso a tus palabras. Eso es lo que Dana Suskind, M.D., otorrinolaringóloga pediátrica y autora de Thirty Million Words: Building a Child’s Brain, llama estar “sintonizados” – porque es cuando tú y tu bebé se están prestando atención mutuamente que el bebé aprende mejor las palabras. 

Y claro, haz que los libros sean parte de tu familia. “Recomiendo establecer la lectura antes de acostarse como una buena rutina”, dice Baralt. Poner esto en práctica todos los días es provechoso para los dos pues así compartirán esa alegría de cuando los niños descubren nuevas palabras – y nuevos mundos.