Una niña le hace a su mamá una pregunta difícil de responder.

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¡Porque Lo Digo Yo!

Cómo explicarle a los niños por qué no siempre puedes explicarles las cosas
Cómo explicarle a los niños por qué no siempre puedes explicarles las cosas 

En la vida de todo padre, llegará el momento en que su hijo le hará una pregunta que el papá o la mamá no pueda responder. No porque no sepa la respuesta (aunque eso también sucederá), sino porque el niño no está listo para la respuesta, o al menos los padres no consideran que lo esté.

"¿De dónde vienen realmente los niños, o cómo se hacen los bebés? ¿Qué pasa cuando mueres? ¿Por qué no le agrado a un compañero de escuela? ¿Hay un cielo o un Dios? ¿Por qué miente la gente? ¿Por qué la gente se droga o se hace daño a sí misma? Hay literalmente una cantidad interminable de preguntas, comenzando con las de "por qué", que no podemos o no debemos responder en ciertos momentos. Aunque siempre deben estar dispuestos a hablar con sus hijos sobre cualquier tema y asegurarse de que confíen en que pueden venir a ustedes con cualquier inquietud, a veces los padres no podemos dar respuesta a las preguntas que nos hacen.

Las preguntas difíciles se llaman preguntas difíciles por una buena razón. Nos retan a equilibrar lo que es honesto con lo que se ajusta según la edad del niño; nos retan con lo que es dar suficiente información sin dar demasiada información, y nos retan a cómo presentar los hechos de manera que nuestros hijos puedan comprender. Entonces, ¿cómo podemos explicarles eso sin rechazar su curiosidad, sin hacerles sentir pequeños, o sin darles una respuesta que no puedan manejar? Es complicado, pero se puede hacer.

Preguntarles qué piensan ellos te dará una idea de la motivación detrás de sus preguntas.

Mantenlo simple y apropiado para su edad
Normalmente damos a nuestros hijos más información de la que necesitan. Con eso en mente, considera cuidadosamente la pregunta de tu hijo. Si puedes responder con un sí, un no o 'porque lo digo yo', déjalo así y espera a ver cómo responde tu hijo. "Sean informativos, pero no tienen que elaborar demasiado" comenta el psicólogo clínico y autor, Paul Coleman a Better Homes & Gardens.

Además, intenta que tu respuesta sea apropiada para la edad del niño procurando que tu respuesta sea corta y sencilla en lugar de larga y complicada. Por ejemplo, si tu niño preescolar se está preguntando cómo se hacen los bebés, probablemente esté bien simplemente decirle, "crecen en la barriga de su mamá." Si una pregunta es demasiado privada, no hay nada de malo en decirlo", continúa Coleman. Admitir que ciertas preguntas y respuestas son privadas demuestra que hay límites, y sin embargo, no le dejará la impresión al niño de que le estás ocultando algo.

Analiza la pregunta de tu hijo
A menudo hay una preocupación específica que motiva la pregunta de un niño. Pregúntales qué piensan para que así tú puedas entender exactamente lo que los niños quieren saber. Con preguntas especialmente difíciles como sobre el sexo, las drogas o la muerte, podría ser correcto preguntar a tus hijos lo que piensan al respecto antes de formular una respuesta a la pregunta que han hecho.

Preguntarles qué piensan ellos te dará una idea de la motivación detrás de sus preguntas. A veces, la pregunta de tu hijo podría ser una solicitud de ayuda inconsciente o el resultado de un miedo oculto, razón por la cual los expertos sugieren tratar de comprender el sentido de lo que tu hijo realmente está pidiendo. "A veces basta con examinar el sentimiento detrás de la pregunta. A veces no están buscando información, están buscando empatía", explica a CNN el psicólogo infantil James Brush, Ph.D.

¿Qué tan honesta deberías ser? 
En algún momento, las preguntas de tus hijos exigirán respuestas más difíciles de dar, dejando a la mayoría de los padres ansiosos por evitar decir la verdad, y más bien favoreciendo dar una respuesta recubierta de azúcar. Pero, ¿es realmente necesario ser brutalmente honesto cuando tu pequeño te mira preguntándose si Santa realmente existe o si hay un cielo?

Hay una diferencia entre ser deshonesto con un niño y elegir tus palabras cuidadosamente. Siempre hay maneras de responder a una pregunta honestamente y aún así preservar la inocencia de un niño. Piensa en ello en términos de "a la medida que sea necesario". Si te sorprende desprevenida una pregunta que requiere una respuesta especialmente reflexiva, crea una distracción con el fin de darte un momento para pensar, dile que lo pensarás y volverás con él. Sólo ten en cuenta que si tú evitas responder a su pregunta, tu hijo, de una manera u otra, descubrirá la respuesta por sí mismo, y pudiera ser una respuesta que no sea la de tu preferencia.